DAVID UZCÁTEGUI | Concejal de Baruta
Jueves 02 de Junio de 2011
La sanción impuesta por el gobierno estadounidense a la petrolera estatal venezolana Petróleos de Venezuela, S. A. de verdad deja un mal sabor. Es un incidente incómodo y desagradable, no es grato para los venezolanos que suene en ese tono el nombre de una empresa que ha sido bandera y emblema de nuestra nación; sin contar con que es el principal sustento del país.
Sin embargo, pasado el trago amargo del primer momento, hay que deshacer la madeja para tomar posición. Hay evidencias de sobra de una estrecha relación comercial entre el gobierno venezolano y el iraní. Tractores, vehículos, vuelos entre ambas naciones, son conocidos de la opinión pública. Es claro que no se trata de los mejores productos en sus respectivos ramos y que recibimos tales chatarras simplemente por la afinidad ideológica entre los mandatarios de ambas naciones.
También está en entredicho el presidente de aquella nación por fraude electoral, violaciones a los derechos humanos y por sus pretensiones nucleares, cargadas de la cualidad visceral de quien se cree eterno e invencible. Un coctel que preocupa a la comunidad internacional.
Por su parte, el gobierno estadounidense está en su derecho de decidir con quién comercia y con quién no, así como en cuáles condiciones lo hace. Es la otra cara de la soberanía, a la cual apela tanto el discurso gubernamental venezolano.
PDVSA puede seguir haciendo negocios con empresas privadas de Estados Unidos, puede seguir enviando petróleo a las refinerías que posee en ese país y vendiendo sus derivados a través de la red de estaciones de servicio Citgo. Sistema de comercialización de productos venezolanos en suelo estadounidense que, por cierto, el Ejecutivo nacional ha amenazado varias veces con vender. Sería interesante saber con qué vamos a suplir esos ingresos en caso de dejar de percibirlos. Lo que no puede hacer es, simplemente, negocios con el gobierno estadounidense, como consecuencia de sus tratos con un régimen que es enemigo de nuestro mejor cliente. Toca al gobierno venezolano cargar con las consecuencias de su imprudente acción.
Y no es solamente Estados Unidos el artífice de las sanciones a Irán. El sistema de convivencia internacional, empezando por la muy autónoma y también representativa Unión Europea, ha actuado de manera acorde. Han emitido su lista de sanciones, inquietos ante la tozudez de Ahmadineyad de dialogar sobre el muy preocupante tema nuclear.
Condenar entonces la sanción a PDVSA es aferrarse a la punta de un enorme y profundo iceberg que hay que conocer plenamente para emitir un juicio. Más bien nos gustaría que PDVSA volviera a estar entre las petroleras más productivas y prestigiosas del mundo, que no pusiera la incondicionalidad política por encima de la preparación como requisito para entrar en sus filas.
Que el gobierno venezolano diera prioridad a negocios con países que no sean forajidos, que traigan prosperidad y bienestar a nuestros ciudadanos. Que no nos llenen el país de chatarra inútil, que paguen a tiempo y a precio del mercado, porque de allí depende el bienestar de nuestros ciudadanos. Que no se sigan repartiendo espadas de Bolívar a gobernantes que usurpan la voluntad popular y que utilizan las armas para atropellar a sus propios ciudadanos.
Cuando el gobierno venezolano haya limpiado este turbio historial, cuando nos haya rendido cuenta de las negociaciones con gobiernos cuestionados y nos dé nuevamente garantía certera de la excelencia de los negocios de PDVSA en el mundo, entonces volveremos a apoyar incondicionalmente nuestra petrolera estatal. Rogamos con impaciencia que ese día llegue.
*Presidente del Concejo Municipal de Baruta
*Twitter: DavidUzcategui
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