Si bien la región latinoamericana
ha sido estremecida recientemente por sucesos inesperados y difíciles, también
nos ha mostrado la otra cara de la moneda, al propiciar cambios mediante
elecciones. Cambios complejos y que no se pueden analizar a la ligera.
Los más recientes eventos
comiciales en Argentina, Uruguay y Colombia traen primero que nada la buena
noticia de que los comicios siguen robustos, mandando así un mensaje contra la
violencia y las posiciones extremas.
Porque si algo es cierto es que,
para bien o para mal, los votantes se inclinaron por la alternabilidad, la
columna vertebral de la democracia. De un modo o de otro, eligieron giros de
timón que permitieran mandar una señal de que el poder sigue estando en la
ciudadanía.
Sin embargo, algunas decisiones
fueron cargadas a nuestro juicio, con una visceralidad que caracteriza a la
región y que no siempre conduce por los mejores caminos.
Es el caso de Argentina, donde el
presidente Mauricio Macri fue desplazado por la coalición de Alberto Fernández
y su candidata a vicepresidente, la ex presidente Cristina Fernández viuda de
Kirchner.
El kirchnerismo venía de gobernar
a la nación por un prologado período, estuvo cargado de políticas que
consideramos equivocadas y que lanzaron una fuerte carga sobre la
administración pública.
Fue por ello que, en un momento
dado, se votó por Macri, para otorgar otro rumbo al país. Sin embargo, la
situación adversa heredada no pudo ser superada en un solo período
presidencial. El mandatario saliente debió cargar con las responsabilidades de
los errores cometidos en períodos anteriores al suyo, sumando a ello los
señalamientos de que no fue lo suficientemente audaz o eficaz como para
reconducir al país hacia resultados más positivos y tangibles en su gestión gubernamental.
El mismo voto castigo que lo
llevó al poder, ahora lo desaloja. Y ante la nueva presidencia de Alberto
Fernández, queda la incógnita: ¿se dejará manejar por su vicepresidente? ¿O
tendrá un sello propio? Muchos lo ven más centrista y moderado que la señora
Kirchner y esto sería un alivio, de cara a los tremendismos que han asolado a
la región en las últimas dos décadas.
Pero para otros, es evidente que
la ex presidente le endosó su capital político y se lo va a cobrar. ¿De qué
manera? Una pregunta que hace crecer la lista de las incógnitas.
Si embargo, para otros tantos, el
valor de los resultados de los comicios en el país sureño, es que, al menos por
ahora, la alternabilidad sigue siendo un valor presente en esas tierras. El
ciudadano decide y su decisión se respeta. Es un campanazo para todos los
actores políticos: hay que dar el máximo o se pierde el terreno ganado.
Esperemos que esta decisión sea para bien.
En cuanto a las elecciones
celebradas también el fin de semana en Colombia, se dieron unos cuantos
desenlaces novedosos y llamativos. Sin duda el más importante fue que por
primera vez una mujer fuera elegida alcaldesa de Bogotá. El honor correspondió
a Claudia López, de 49 años, quien no pertenece a ninguno de los tradicionales
polos opuestos que han dominado la política colombiana y adicionalmente, se
declara en la acera contraria al actual presidente, Iván Duque.
Otra vez más, estamos ante el
triunfo de alguien que no está bajo el paraguas del poder. Es una mujer y
muchos coinciden en que eso es una noticia, ya que en nuestro continente el
mundo de la política sigue dominado en un porcentaje abrumadoramente
mayoritario por los hombres. El hecho de representar a las comunidades LGBT
también es novedoso e implicaría cambios en una sociedad tradicionalmente de
valores conservadores.
Reseñas de los medios de
comunicación resumen que los candidatos de los extremos políticos de derecha e
izquierda fueron derrotados en las urnas. Adicionalmente, bajó la abstención y
aumentaron los candidatos independientes.
Por su parte, en Uruguay, el gobernante
Frente Amplio y el opositor Partido Nacional tendrán que ir a segunda vuelta el
24 de noviembre, para decidir quién llevará las riendas en los próximos cinco
años.
Ninguno de los dos obtuvo el 50%
necesario para ganar en primera vuelta, y los resultados –oficialista FA 39,2%
de los votos; centroderechista PN un 28,6%– anuncian un equilibrio entre ambas
fuerzas que hará que los ganadores tengan que pactar con los del segundo lugar.
Nada está escrito aún, ya que
Ernesto Talvi, el candidato del Partido Colorado, que quedó en tercera posición
con el 12,3% de los votos, anunció que apoyará al candidato del PN en la
segunda vuelta. Y no es el único.
En conclusión, más que evaluar
los matices de los resultados, interesa saber que la democracia en la región
goza de buena salud, como contracara a los sucesos que nos han inquietado
recientemente. Esperemos que siga siendo así.
David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui