sábado, 29 de junio de 2019

“Las tres Bachelet”

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Después de la esperada visita de la comisionada de derechos humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, las conjeturas sobre su figura y persona, así como sobre sus acciones, no se han disipado. Es más, podríamos asegurar que se han profundizado.

Y es que cada quien le da su propia lectura al accionar de la expresidenta chilena, tal como sucedía antes de que viniera.

Más allá de esto, ¿fue un aporte su presencia? O, por el contrario, ¿sirvió para complicar aún más el ya turbio panorama venezolano?

Sí y no. Y la respuesta va a depender de con quien usted hable.

En líneas gruesas, vamos a analizar algunos de los matices que cada quien ve, y luego intentaremos aproximarnos a una conclusión.

Los más optimistas aseguran que la visita de la destacada funcionaria fue un parteaguas en el ya prolongado conflicto venezolano. Y es que la sola presencia de una figura de su investidura es el reconocimiento explícito de que las cosas están muy mal en el país.

Los seguidores de esta línea recuerdan la amplia experiencia política de la visitante, lo cual juega a su favor –y al nuestro– a pesar de que su presencia fue realmente corta, si la comparamos con la gravedad de lo que nos sucede.

También resaltan quienes se inclinan por ver lo favorable, que sus declaraciones fueron todo lo duras que pueden ser, tomando en cuenta su cargo y los límites diplomáticos que le impone el mismo.

En síntesis, el acontecimiento fue una vuelta de tuerca que no va a tener vuelta atrás. Al menos, así lo ve un grupo de venezolanos.

Otros tantos no son tan optimistas. Insisten en poner sobre la mesa la ideología de Bachelet y su cercanía con personalidades afines a la autodenominada revolución venezolana. Desde el principio, este grupo apostó a que dichas afinidades pesarían más en la balanza y harían de su visita una diligencia perdida.

Es más, aseguran que su llegada por estas tierras fue una manera de brindarles oxígeno a sus pospuestos amigos ante la comunidad internacional, por lo cual habría jugado totalmente en nuestra contra.

La militancia roja la recibió con toda la prosopopeya y el boato del caso. Privó la cordialidad, el supuesto entendimiento y el hacer ver que se acatarían sus recomendaciones. Ahí tenemos la tercera visión sobre Michelle Bachelet en Venezuela.

¿Cuál de las tres es la real?

Nosotros tendemos a anotarnos en el primero de los grupos.

Hay que comenzar recalcando que la visita de un alto funcionario de Naciones Unidas era una tarea pendiente, que se apuntaló por muchísimo tiempo y cuya concreción era muy difícil de lograr.

El hecho de que se haya materializado, habla por sí solo al mundo sobre el nivel de urgencia que tiene el caso venezolano para esta institución. Y hay que recordar que no se trata de la ONU solamente. El planeta entero está atento a lo que acontece por estas latitudes, con lo cual la reciente acción de Naciones Unidas efectivamente suma puntos a nuestro favor.

Se dice que la invitada lloró. Es de carne y hueso, y quién puede dejar de conmoverse ante la reiterada tragedia nacional, que se lleva por delante a tantos ciudadanos.

Creemos que también la emoción pesa. Y más allá de que haya hecho las visitas correctas o tenido las reuniones adecuadas, más allá de que se hayan maquillado los lugares por donde pasó o se le hayan intentado imponer gríngolas, ella tiene suficiente kilometraje y vivencia como para leer entre líneas. Líneas que, por cierto, gritan en la Venezuela actual. Es imposible no escucharlas.

Y coincidimos además en que su pronunciamiento desafió los límites de la diplomacia. Hay que leerlo dos veces. Hay que leerlo con calma. Sí, esa calma que no se nos puede exigir, pero que es necesaria para relatar al mundo esta tragedia, porque necesitamos ser entendidos, para poder ser apoyados.

No está demás repetir que la veterana dirigente política está hoy encorsetada en el marco de una institución que tiene límites. Pero son justamente esos límites los que otorgan legitimidad. También los más importantes destinatarios de su mensaje sabrán leer entre líneas la alarma que palpita bajo los modos correctos de las palabras.

Queda esperar lo que la comisionada informará el próximo 5 de julio ante la Asamblea General de Naciones Unidas. Todo el mundo espera con inquietud que el relato sea expuesto en su foro natural y sin más presiones que las de sus propias reglas. Y sin duda, más de uno se está comiendo las uñas en este momento de cara a la espera.

Desde esta esquina insistimos: todo suma. Y quizá la cercanía de la visita no nos deja ver su importancia. Tejer la salida de la emboscada que hemos sufrido como nación es sumamente complejo y todas las piezas ayudan. Algún día mediremos la importancia que la ex mandataria chilena tuvo en esta lucha por salvar a Venezuela.

David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui

 
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