El tema de conversación mundial
durante esta semana, ha sido sin duda el gigantesco incendio que dañó
fatalmente a la majestuosa catedral de Notre Dame, en París. Y lo más irónico
es que ha sucedido justamente en medio de la Semana Santa, cuando debería aprestarse
a mostrar sus reliquias.
Ante el fuego envolviendo el
lugar sagrado el lunes, los católicos de todo el mundo reaccionaron con espanto
e incredulidad, especialmente cuando la emblemática aguja que la coronaba se
derrumbó entre las llamas, tras haber sido el mirador por excelencia para
divisar París desde las alturas. No es solamente una pérdida de Francia, es una
pérdida mundial.
Este incendio impacta mucho más
allá del catolicismo, golpeado en uno de sus más entrañables monumentos. Duele
a la humanidad, a la historia, al arte, a la cultura, a lo que ha sido y es el
occidente. Y es quizá un buen momento para sopesar todo lo intangible pero
imprescindible que cargamos con nosotros los humanos como género. Nuestra
herencia, nuestro apego a los símbolos valiosos que nos dan sentido.
Al momento de escribir estas
reflexiones aún es muy difícil tener información sobre el alcance exacto de la
tragedia, pero a grandes rasgos ya se conoce que dos tercios del techo de la
catedral se quemaron, según el ministro francés de Cultura, Franck Riester.
Los bomberos dijeron, apenas
pudieron controlar las llamas, que la estructura "está a salvo y
preservada". Tocará en los días inmediatos hilar más fino sobre esta
afirmación, ya que otra de las interrogantes es si la estructura que queda en
pie ha quedado sentida o puede considerarse el punto de partida para una
reconstrucción.
En medio de la vorágine de
violencia mundial, se especuló en un primer momento que el fuego pudiera haber
sido intencional, lo cual no es descartable en los complejos momentos que
vivimos en el planeta.
Sin embargo el fiscal de París,
Rémi Heitz, aseguró que se privilegia la “tesis accidental” y agregó que “No
hay nada que indique hasta ahora que se
trata de un acto voluntario”. Por si fuera poco, 50 investigadores están
trabajando en el caso, que sin duda es punto de honor para Francia.
Se cree que el incendio está
vinculado a los trabajos de rehabilitación que habían comenzado. Han empezado
los interrogatorios a la 15 de trabajadores que estaban en el momento. La
investigación será “larga y compleja”, según advirtió Heitz.
También es conveniente apuntar
que en todo proceso de reconstrucción hay un riesgo de incendio que es
inevitable, según declaró el presidente de la comisión de seguridad del Colegio
de Ingenieros Industriales de Catalunya, Jordi Sans, a propósito del suceso.
Toca ahora el complejo inventario
de pormenorizar lo que desapareció, lo que sufrió, lo que se salvó.
¿Podrá ser reconstruido? ¿De qué
manera se enfocaría esa hipotética reconstrucción? Y lo que tendremos siempre
presente es que, por más que se logre una obra maestra en este sentido, el
valor cultural de lo perdido en las llamas es sencillamente insustituible.
Durante generaciones, Notre Dame
ha sido un lugar de peregrinación y oración, que ha convocado a los visitantes
del mundo. Y no solamente católicos, o por el significado espiritual del
edificio y sus reliquias para un culto en particular, sino por lo artístico, lo
arquitectónico y en pocas palabras, por lo admirable que resulta lo que puede
construir el ser humano. Obras como esta nos recuerdan todo lo bueno que somos
capaces de lograr. Desde nuestro punto de vista ese es el valor indiscutible de
iconos históricos como el de Notre Dame.
Notre Dame atrae a católicos para
las oraciones, las misas y el sacramento de la confesión.
Y cada año durante la Semana
Santa, revela algunas de las reliquias más importantes de la cristiandad. Entre
ellas se encuentra la Santa Corona, que muchos creen que proviene de la corona
de espinas colocada sobre la cabeza de Jesús. Además, está un fragmento del
Bosque de la Cruz, que muchos creen que forma parte de la cruz verdadera en la
que Jesús fue crucificado y uno de los clavos que los romanos habrían usado en
la crucifixión.
Dolorosamente, muchos siglos de
historia fueron alimento de las llamas en apenas unas horas. Ahora toca pensar
en reconstruir uno de los monumentos más importantes de Francia.Ya se han
activado recolecciones a nivel mundial, entre importantes compañías y
filántropos, para dotar de fondo el rescate del templo.
Notre Dame resurgirá de sus
cenizas en un trabajo mancomunado del gobierno francés, la empresa privada, los
católicos y los amantes del arte, la historia y la cultura. La célebre iglesia
del jorobado de Víctor Hugo seguirá ocupando su lugar entre los patrimonios de
la humanidad.
David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui