El pasado día 12 de febrero, no
solamente se conmemoró un nuevo aniversario de la Batalla de la Juventud, sino
que fue una conmemoración muy especial: 205 años, lo que llamamos un
aniversario redondo.
El momento nos parece sumamente
propicio para reflexionar sobre el rol de la juventud en nuestra sociedad y
nuestra historia, en un paralelismo entre aquel momento y lo que han sido otros
hitos posteriores en nuestros días como nación.
Debemos recordar que aquella
batalla formó parte de la Guerra de Independencia venezolana, donde los
republicanos liderados por José Félix Ribas se enfrentaron a las fuerzas
realistas comandadas por José Tomás Boves, cuando este último intentó tomar la
emblemática ciudad de La Victoria.
Ribas, al ver la escasez de
soldados regulares, decidió armar a aproximadamente mil estudiantes de colegios
y seminarios de la ciudad y otros poblados cercanos, entre ellos 85 muchachos
del Seminario de Santa Rosa de Lima, de Caracas.
Antes de entrar al campo de
batalla, Ribas animó a los jóvenes que lo acompañaban, para que defendieran
hasta el límite de sus fuerzas el suelo de la patria.
No tenían experiencia en manejo
de armas de fuego, lanzas o espadas, pues su única herramienta hasta ese
momento habían sido los libros que utilizaban para sus estudios. Junto a los
mil quinientos soldados que estaban bajo su mando, Ribas armó paralelamente
aquel ejército de adolescentes, inspirados por un ideal y con más voluntad que
fuerza para enfrentar un reto que lucía demasiado grande.
Se dice que lo que marcó el éxito
de una empresa tan desigual, fue la arenga de Ribas: “Soldados, Lo que tanto
hemos deseado va a realizarse hoy: he ahí a Boves. Cinco veces mayor es el
ejército que trae a combatirnos; pero aún me parece escaso para disputarnos la
victoria. Defendámonos del furor de los tiranos, la vida de nuestros hijos, el
honor de nuestras esposas, el suelo de la patria; mostrémosle nuestra
omnipotencia. En esta jornada que va a ser memorable, ni aún podemos optar
entre vencer o morir: ¡necesario es vencer! ¡Viva la República!”.
La batalla duró interminables
horas y fue enfocada básicamente hacia una estrategia de resistencia, hasta que
finalmente llegaron los refuerzos de Vicente Campo Elías, que dieron la
estocada final a las tropas realistas en la Batalla de la Victoria. Al final,
alcanzaron la victoria, como el nombre de la ciudad donde les tocó librar tan
dura y desigual lucha.
Pero la Batalla de la Victoria no
ha sido la única demostración de la valentía y el arrojo de la juventud
venezolana. En los tempranos años del siglo pasado, un grupo de muchachos se
organizó en centros estudiantiles y de la mano de Pío Tamayo, y comienzan a
participar en diferentes actos culturales, que derivan en un movimiento que se
enfrentó a Juan Vicente Gómez, por reivindicaciones par los estudiantes en
particular y para los venezolanos en general.
De esa generación saldrían
notables hombres históricos de la política venezolana, como Rómulo Betancourt,
Jóvito Villalba, Miguel Otero Silva, Raúl Leoni y Juan Bautista Fuenmayor,
entre otros. Este momento histórico fue conocido como La Generación del 28, en
referencia al año en el cual irrumpieron en la vida pública, desde sus aulas de
la Universidad Central de Venezuela.
Siempre es bueno mirar hacia
atrás para constatar, entre otras cosas, que es la juventud la que suele marcar
las transiciones entre etapas históricas que, así como en Venezuela los jóvenes
han sido parteaguas de etapas y procesos, lo han sido también en toda la
historia y en todo el mundo.
Si bien estamos en un siglo muy
joven aún, ya una juventud estudiosa venezolana se perfila como motivo de
orgullo para nuestra tierra, cuando conocemos de noticias como que el joven
venezolano Rodolfo Barráez recibió el Premio Internacional de Dirección de
Orquesta Ofunam 2018 en el Centro Cultural de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM), tras competir con otros internacionales de altísimo
desempeño.
O que los arquitectos venezolanos
Gabriel Visconti y Marcos Coronel hayan sido galardonados con el premio Joven
Arquitecto de Latinoamérica en la décimo sexta Muestra de Arquitectura de
Venecia, en Italia. O que jóvenes venezolanos estudiantes de la UCAB Y la USB
hayan sido reconocidos con el primer y segundo lugar por la Universidad de
Harvard con los premios Modelo de Naciones Unidas a Mejor Delegación y Mejor
Delegación Internacional.
Desde un siglo XXI donde las
armas son el conocimiento y la educación, permanecemos expectantes, sabiendo
que nuestra juventud está abocada a construir el país que merecemos. No los
dejemos solos y trabajemos con ellos, para hacer posible lo que deseamos como
nación.
David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui