DAVID UZCÁTEGUI | Concejal de Baruta
Lunes 19 de noviembre de 2012
En estos tiempos de ánimos recalentados por la larga y compleja circunstancia política que atraviesa Venezuela, es muy común encontrarse con quienes recuerdan tiempos pasados, en los cuales los venezolanos ventilaban sus diferencias con convicción y pasión; pero también con respeto y conciencia, con la medida exacta de los límites del respeto y la claridad meridiana de que se puede llegar a consensos, a acuerdos y de que, en todo caso, también conviven con nosotros numerosos factores que nos unen.
Por supuesto nos unimos a esas voces, en su mayoría
provenientes de adultos mayores, quienes nos preguntan por qué en la política
no se pueden manejar las diferencias como en los deportes, por dar un ejemplo.
La histórica rivalidad entre caraquistas y magallaneros le ha puesto sabor al gentilicio
venezolano desde hace décadas, es disparador de pasiones,
moviliza a fanaticadas a los estadios y lleva a sus seguidores a lucir gorras y
franelas con sus imágenes, de las cuales se sienten orgullosos cuando las
pasean por las calles.
Hay también quienes nos tachan de
ingenuos por comparar la política con el deporte. La primera luce como un
terreno mucho más árido e ingrato. Si, es cierto. Tienen toda la razón. Es por
ello que nos empeñamos en la urgente tarea de
remolcar los sentimientos más nobles que se
originan en ocupaciones más amables del ser humano, a estos linderos donde las
pasiones terminan por deshumanizar un oficio que nos empeñamos en reivindicar
por imprescindible y por guardar en si el potencial que puede llevarnos al
progreso y la libertad.
Y nos parece aun más necesario apelar
al llamado “espíritu deportivo” en los días que vivimos, en esta etapa entre
las ya celebradas elecciones presidenciales y las venideras y decisivas
regionales. Porque quienes padecemos el resultado adverso no podemos dejarnos
vencer ni mucho menos rendirnos. Porque debemos acudir al siguiente encuentro
con espíritu renovado de tenacidad y convicción. Y porque debemos poner de
nuestra parte para convivir con quienes están en la acera
opuesta, con los adversarios que no son enemigos. Toca empeñarse en encontrar
lo que nos une y convoca como gentilicio y negarse a pisar el peine de la
confrontación y la división.
En la justa deportiva no cabe la depresión,
ni la tristeza, ni la resignación. Toca reunir
fuerzas para el próximo encuentro, utilizando el
término en el sentido más sano de la palabra. Y
no hemos visto a un buen deportista dejar de acudir a la
cita, o ir a la misma con presagios fatalistas. Siempre se va con una
inconmovible fe, con compromiso hacia los colores que se van a defender.
Así mismo, en la arena política, hay
que tomar el ejemplo del deportista y colocar siempre la mirada en el próximo
esfuerzo, en el próximo reto, y saber que el nuevo partido, el próximo
campeonato, nos encontrara en circunstancias mejores, porque hemos avanzado,
porque sabemos más, porque estamos en mejor forma. Cada salida al campo suma en
nuestra experiencia y queda en el ámbito de la honestidad con nosotros mismos
saber que dimos todo lo que estaba en nuestras manos y eso es un activo en
nuestra experiencia.
Salgamos pues, con el mejor espíritu de caraquistas o magallaneros –el que sea de
su gusto- a cada cita ciudadana frente a las
urnas electorales. Con ánimo de home-run y reconociendo al contrario sin que
ello implique renunciar a nuestras convicciones.
*Candidato a Alcalde de Baruta por la
Unidad
*Twitter: DavidUzcategui