DAVID UZCÁTEGUI | Concejal de Baruta
Lunes 12 de noviembre de 2012
Las postrimerías de 2012 cierran con la culminación de uno de los eventos políticos más
esperados del año, como lo fue la elección del
Presidente de Estados Unidos, la cual le otorgo
un nuevo y último periodo de cuatro años al
actual mandatario Barack
Obama.
Lunes 12 de noviembre de 2012
Se trató de una de las elecciones más apasionantes que se ha visto en la historia de Estados Unidos,
la cual coronó con la perfecta culminación del sueño americano: el hijo de
inmigrantes de color no solamente llega a la presidencia, además consigue un
segundo periodo.
Es Obama el primer
presidente del siglo XXI, y sin duda esta
reiteración de su triunfo tiene que ver con una nueva forma de conectarse con
el ciudadano que ha sido su sello y que ha vuelto
los ojos del mundo hacia una poderosa nación donde, mas allá de las diferencias
obvias entre demócratas y republicanos, hay mucho que analizar sobre el
individuo que ha representado el liderazgo que los estadounidenses han
reafirmado querer.
Se trata de un liderazgo
natural, condición insustituible, que no se fabrica y para la cual no hay fórmulas;
sin embargo también –y muy al estilo de las
campañas del gigante del norte- hay un discurso
cuidadosamente estructurado, una comunicación estudiada al milímetro y puesta
en manos del mejor vocero, ya que no se ven las
costuras, su actitud fluye y es profundamente honesta.
Esta sinergia entre un líder de especial carisma y una campaña altamente profesional es sin duda
la clave del éxito.
Sin embargo, a no
llamarse a engaños. El repitiente ha bajado su aceptación y un agresivo Mitt Romney ha logrado morder un importante capital
político, que también es una advertencia para el ganador: hay un voto de confianza más no un cheque
en blanco. Y las pasiones de estos meses electorales dejan, según los analistas
que conocen aquellas latitudes, a un país mas dividido que nunca, lo cual suena
altamente dramático, pero esta aun muy lejos de otras conocidas polarizaciones
bastante más virulentas.
Romney ha representado un
discurso más conservador y más aproximado a lo que muchos suponen es el modo de
pensar promedio del estadounidense. Sin embargo
no ganó; pero evidentemente representa la posición de una cantidad enorme de
estadounidenses.
Por suerte, ambos líderes
están claros en la necesidad de convivir e interactuar. Eso no hay que
apuntarlo. Se dieron las clásicas y esperadas llamadas para felicitarse
mutuamente y muy lejos esta de llegar la sangre al rio entre ganadores y
perdedores de aquella nación.
Además está de por medio
la proverbial institucionalidad estadounidense, la cual deja a los republicanos importantes espacios de poder para ejercer
como contrapeso a la popularidad de Obama, que si bien es enorme, también
enfrenta justas limitaciones, hecho por demás saludable.
La expectativa se centra
en cómo va a administrar en su nuevo periodo su credibilidad y popularidad para
manejar temas álgidos, como la economía, el polémico HealthCare, las minorías
con cada vez mayor influencia, las delicadas relaciones internacionales.
Sin duda anda en un tono
que resulta seductor a la comunidad mundial, pero
su público –a quien debe rendir cuentas- es la
ciudadanía estadounidense. Si logra tan solo acercarse a las expectativas,
saldrá de la Casa Blanca por la puerta grande. Y
como no tiene ya opción de repetir, se puede dar el lujo de tomar medidas
impopulares pero necesarias, de esas que no reconocen los electores, aunque si
lo hace la historia. Amanecerá y veremos.
*Candidato a
Alcalde de Baruta por la Unidad
*Twitter:
DavidUzcategui