jueves, 3 de mayo de 2012

Pasando trabajo

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DAVID UZCÁTEGUI | Concejal de Baruta 

Domingo  06 de mayo de 2012



El acto central oficialista de este recién pasado Día del Trabajador, se centró en la promulgación de la Ley Orgánica del Trabajo por parte del Presidente de la República. Ley en sí misma rodeada de puntos débiles y en un marco que no es para celebrar.
Lo primero que llama la atención es la falta de consulta con sectores involucrados. Para nada se habla con empresas, con empleadores, con sindicatos que no sean afectos al gobierno; lo cual desviste totalmente de pluralidad a una iniciativa que debería ser lo más colectiva posible.
Esto es particularmente grave si tomamos en cuenta que esta nueva Ley fue elaborada unilateralmente por el mayor empleador del país, lo cual lo descalifica por ser juez y parte simultáneamente, sin haber buscado contrapesos en la discusión para que esta fuera al menos medianamente matizada.
Luego, se implementa todo en un tono punitivo, con la ya antigua concepción de que trabajador y empleador son enemigos, cuando los tiempos que corren nos han conducido desde hace rato a una nueva concepción, en la cual ambos son vistos como socios, como beneficiarios de una relación ganar-ganar, donde debe privar el entendimiento para conseguir el bienestar común.
Para finalizar –y quizá lo más grave- la tan celebrada ley se promulga en medio de una realidad nacional francamente sombría para el trabajador venezolano. Si bien el instrumento legal es pródigo en beneficios, nos preguntamos cuántas empresas quedan en Venezuela para aplicarlos. Cuántas había en el pasado, cuántas hay ahora, cuántas habrá mañana si no cambiamos con urgencia el rumbo del país.
¿Cumplirán las empresas del Estado estos beneficios para sus trabajadores, si no han sido capaces de cumplir ni siquiera los previamente estipulados? ¿Podrán los empleados públicos demandar a su empleador esperando que se haga justicia? Si las cosas siguen como van, somos pesimistas ante estas interrogantes.
Por supuesto, estamos de parte del mayor número de beneficios posibles para el trabajador; pero hay una gran verdad: para que una empresa pueda dar beneficios a su personal, debe ser productiva, y para ser productiva debe operar en un entorno amigable a la actividad comercial, el cual no existe actualmente en Venezuela.
Es decir, ante la desacertada conducción del país en la actualidad, tales beneficios se quedarán en el papel; o simplemente serán disfrutados por los escasos afortunados que puedan encontrar un empleo estable.
Al entorno amigable para la actividad productiva que debe crear el gobierno, se debe agregar la educación, como requisito fundamental para ser competitivos. A tales beneficios se puede acceder en tanto y en cuanto se tenga un oficio, unos conocimientos, que sean necesarios para una actividad productiva dada, y por lo cual el patrono –público o privado- esté dispuesto a pagar, porque esos conocimientos, esas habilidades, le reportan beneficios a su actividad y así se produce de nuevo el círculo virtuoso de ganar-ganar: gana el patrono, gana el empleado.
Estamos pues, una vez más colocando el carro delante de los caballos. No se puede legislar sobre una actividad maltrecha y deteriorada sin sincerarse y emprender un plan de reconstrucción, un Plan de Empleo que por cierto ya fue presentado por el candidato presidencial del Comando Venezuela.
Sólo generando esos quinientos mil empleos al año, solamente hablando del Plan de Inversiones tan necesario para generar riqueza, podemos hablar de beneficios para la masa laboral venezolana. Porque no se puede repartir lo que no se ha creado. Por suerte, ya conocemos la fórmula para hacerlo. Sólo resta implementarla.


*Candidato a Alcalde de la Unidad por Baruta
                                                                        Twitter: DavidUzcategui
 
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