DAVID UZCÁTEGUI | Concejal de Baruta
Lunes 12 de Septiembre de 2011
Cuando escuchamos entre la gente decir que el gobierno
juega al caos para sacar ganancia de la situación, pensamos que es una
hipótesis que no se puede descartar, por más descabellada que suene.
Y es que cuando vemos disparates del calibre de la
polémica Ley de Arrendamiento, no nos queda sino dudar de las reales
intenciones de quienes hoy administran el país. Si quisieran hacer las cosas
exactamente al revés de cómo se deberían hacer, no serían tan eficientes.
Hay argumentos que son ciertos. Hay especulación con
los alquileres, es verdad. Pero para comenzar, debemos subrayar que todo ese
esquema especulativo se genera porque hay un gobierno incapaz de solucionar las
necesidades de vivienda de la nación.
Si este gobierno –que va para 13 años en el poder- hubiera sido apenas un poco más eficiente que los anteriores en la construcción de viviendas (cosa que prometió), no habría especulador que valiera.
Si el chavismo no es capaz de construir por sí mismo,
pues entonces que brinde a la empresa privada todas las facilidades para que
desarrolle sus proyectos: permisología, materias primas, impuestos, créditos. Y
se quitan un gran dolor de cabeza de encima.
Pero lejos de ello, persiguen a la empresa privada, confiscan desarrollos habitacionales para paralizar sus obras, nacionalizan industrias de materias primas para derrumbar su eficiencia, dejan que las mafias de estos materiales desfiguren el mercado y pare usted de contar.
Por supuesto, con tan escasa eficiencia en la
construcción de las nuevas soluciones habitacionales, el precio de los
alquileres se dispara. Es pues, el gobierno el artífice de la especulación.
Y este problema no se resuelve con una orden
presidencial, porque ahora se coloca a los arrendatarios como poco menos que delincuentes,
se les confiscan garantías y se les coloca en tal nivel de riesgo que las
ofertas de alquiler prácticamente han desaparecido del mercado inmobiliario.
Nadie quiere perder su casa o apartamento a manos de un inquilino, o en el
mejor de los casos no recibir un usufructo por su propiedad.
Este tipo de situaciones requieren de un consenso para manejarlas. Deben sentarse arrendadores y arrendatarios para conversar, con la intermediación de un gobierno que no puede jamás criminalizar a una de la partes en conflicto. Y de la negociación adulta y madura partirán soluciones, la relación ganar-ganar que es la más deseable en toda transacción humana, donde es necesario que cada involucrado consiga un beneficio sin desmedro de la otra parte.
El mercado de alquileres debe rescatar su paz, porque es imprescindible para solucionar el problema de la vivienda a corto plazo. El alquiler es la opción inmediata de las nuevas familias y de quienes por uno u otro motivo no puedan comprar o no dispongan de un techo propio.
La solución a largo plazo es construir nuevas
viviendas. En grandes cantidades. El incremento de la oferta alivia la demanda
y baja los precios. Es la realidad. En democracia o comunismo, en capitalismo o
socialismo. Pónganle el nombre que quieran, pero la solución es una. Claro,
para esto falta que la auténtica voluntad sea la de solucionar. El tiempo nos
dirá la verdad.
*Presidente del Concejo Municipal de
Baruta
*Twitter: DavidUzcategui