viernes, 17 de mayo de 2019

“Números negros”

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Los números del oro negro venezolano se convierten en un enigma cada vez más indescifrable. Y es que la operación de la empresa que maneja la principal riqueza del país se ha convertido en un asunto sumamente contradictorio, de cara a los matices políticos e ideológicos que de un tiempo para acá han pesado en su gerencia, más allá del puro interés económico. Y ese es el que debería privar, si tomamos en cuenta que el bienestar de los venezolanos depende en mucho de ella.

Un vistazo del panorama noticioso al respecto, puede dejar más que perplejo a quien se haya perdido por un rato las informaciones sobre el devenir de nuestra primera industria. Y es que sorprende, por ejemplo, que estemos importando petróleo. Pero así es.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo –de la cual Venezuela es miembro fundador– acaba de publicar el Boletín Mensual del Mercado Petrolero correspondiente a abril 2019, en el que muestra un incremento al de la producción de Venezuela, ubicándose en 768 mil barriles por día, según las fuentes independientes o secundarias, lo cual se traduciría en un aumento del 3,78%.

Sin embargo, según el director ejecutivo de Inter-American Trends, Antonio de la Cruz, “el incremento mensual de 3,78% de la producción de petróleo de Venezuela se debe a la importación de un millón de barriles de crudo ligero”, según cita el portal de información económica Descifrado.

No es la primera vez que Venezuela importa petróleo en los últimos tiempos. Ya en octubre de 2014 el servicio noticioso inglés BBC daba cuenta de la importación de crudo liviano procedente de Argelia y Rusia, aclarando que, según fuentes oficiales de Petróleos de Venezuela, este cargamento se utilizaría para diluir el hidrocarburo pesado procedente de la Faja del Orinoco.

Una explicación lógica, por demás. Incluso la misma nota comenta que en la década de los 80, se compró crudo liviano para refinerías en el exterior. Sin embargo, la operación no dejó de llamar en aquel momento la atención en el mercado internacional. Es a esa misma explicación a la que se vuelve a echar mano en esta oportunidad, ya que el crudo nigeriano sería también liviano.

Sin embargo, sirva la ocasión para pasar revista a lo que está sucediendo en una industria de la cual somos accionistas todos los venezolanos, y que es medular para nuestro sustento, ya que jamás se ha logrado el tan ansiado sueño de diversificar la economía, algo que sí se traduciría en verdadera libertad e independencia, de cara a los vaivenes del negocio petrolero, que rebotan aparatosamente en nuestra cotidianidad.

Sn embargo, la misma nota de la BBC apunta, unas líneas más abajo que el informe de gestión de 2013 de la misma petrolera asegura que produjo 2.899.000 barriles diarios en ese año, una caída de 11.000 barriles diarios respecto a 2012.

La buena noticia es que, en abril pasado, la producción de petróleo de Venezuela subió 28 mil bpd con respecto al mes anterior. Esto, según las mismas fuentes de la OPEP. Por su parte, el Ministerio de Petróleo –en comunicación directa, nuevamente según Descifrado– indicó que la producción de petróleo fue 1,037 millones de bpd en abril. Un incremento de 77 mil bpd con respecto a marzo. Aunque las cifras son discrepantes, ambas hablan de aumento. La mala noticia es que este cargamento nigeriano parece crear confusión y distorsión en las cifras. Esperemos que a la brevedad surja una aclaratoria por parte de quienes manejan la industria.

Otro elemento que hay que agregar a este panorama es el del portal financiero internacional Bloomberg, el cual asoma la posibilidad de que las importaciones tengan como objetivo compensar la caída de la producción que se ha generado a consecuencia de las irregularidades en el servicio eléctrico nacional, las cuales han golpeado la productividad de Petróleos de Venezuela.

Visto desde este ángulo, es un círculo vicioso el hecho de que las fallas en los servicios afecten de las maneras menos imaginadas nuestra calidad de vida, al multiplicarse a través de la afectación de otras actividades cruciales para mantener los estándares mínimos de servicio que la ciudadanía merece. Y es que, sin duda, la incapacidad para garantizar un servicio eléctrico regular tiene que hacerse sentir en la principal actividad económica del país. Y lo pagamos todos.

De esta manera, sentimos que se nos escapa cada vez más la legítima aspiración de que el país vaya hacia adelante, y todos con él. Las informaciones confusas y contradictorias sobre la empresa que nos sustenta, no hacen sino alentar el pesimismo que, lógicamente, debe desprenderse de un cuadro como el que se nos dibuja enfrente.

Hay otras maneras de hacer las cosas, y hasta que no se aborden, no se podrá revertir este panorama adverso que ahoga a los venezolanos.

David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui
 
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