DAVID UZCÁTEGUI | Concejal de Baruta
Lunes 24 diciembre de 2012
Sí, ese es el título de la más famosa canción de Navidad. Y puede parecer un lugar común pero
es una aspiración. Un deseo, una urgencia de la humanidad.
Y especialmente de los venezolanos.
Esa noche de paz demuestra que sí es posible generar, a partir de ese sustantivo, un sentimiento
incluyente y coordinado, que es común a todos los hombres y mujeres, que
quiebra barreras y resistencias, que hace
contacto con lo más esencial de nuestras almas, que obliga a la tregua hasta a
los más violentos.La más famosa tregua de navidad de la historia se dio el 24 de diciembre de 1914, en el marco de la Primera Guerra Mundial, en los albores de la primera gran conflagración que demostró hasta dónde podía llegar el odio y los instintos destructivos de los hombres.
Desoída la petición de tregua del Papa Benedicto XV, nadie parecía aspirar ya a que esta pausa de paz se produjera entre los acérrimos enemigos. Sin embargo, el 24 de diciembre, sin acuerdo previo, se detuvo el fuego.
Tropas alemanas y británicas se desearon a
gritos y desde la distancia, feliz navidad.
Finalmente se acercaron, se abrazaron, intercambiaron whisky
y cigarrillos, se dieron permiso entre sí para recuperar los cuerpos de los
caídos y darles cristiana sepultura. Se dice que
leyeron el Salmo 23 y que incluso jugaron un
partido de fútbol, el cual favoreció a los alemanes por 3 a 2.
Este alto el fuego ocurrió contra la
voluntad de los altos mandos y demostró la verdadera condición humana en medio
de uno de los momentos más adversos de la historia
universal.
Y queremos resaltar que invocar la paz en el quehacer político no es una conducta
ingenua ni naif. Líderes que han cambiado al
mundo se han aferrado tercamente a esta aspiración
global para cambiar sus contextos, sus realidades.
Desde Ghandi hasta Martin
Luther King, desde Malcom X hasta Nelson Mandela. Su valiente constancia se revirtió en hechos y
los seres humanos somos más por sus aportes impregnados de sabiduría.
Si por un lado existen y aumentan las
guerras, por otro se masifica internacionalmente la cultura de paz. Jóvenes,
intelectuales, profesionales, se enrolan en movimiento que rescatan y expanden
el conocimiento de estos grandes pacificadores y de muchos más.
Valga la fecha para que los venezolanos
reflexionemos con urgencia respecto a este deseo colectivo e inmediato de
nuestro gentilicio, más allá de las coyunturas y circunstancias. Por estos días
tenemos la oportunidad.
La paz se genera espontáneamente, desde el
deseo de cada uno de nosotros y somos capaces de sentar ejemplo, tal cual lo
hicieron aquellos soldados de la Primera Guerra Mundial, quienes no fueron a la
Tregua por propuesta del Papa sino por su propia
convicción. De nada valieron las condenas de sus superiores a la acción y
quienes espontáneamente la propiciaron, se encontraron con una sintonía en los sentimientos de sus opuestos.
Señalemos nosotros en estas fechas el
camino de la paz. No caigamos en el pozo de la guerra, de la violencia, de la confrontación. El llamado a la
destrucción de lo bueno no es con nosotros. Hagamos la diferencia, que estamos
en un momento ideal para mejorarla, por más
difícil que nos parezca.
*Candidato a Alcalde de Baruta
por la Unidad
*Twitter: DavidUzcategui