Lunes 29
de octubre de 2012
Cuando faltan menos de dos meses
para la próxima cita comicial en Venezuela, existe un argumento muy importante
para no faltar a tan importante encuentro: la calidad de vida.
Como bien saben quienes han seguido
esa tribuna, desde aquí defendemos tenazmente la descentralización como camino
hacia el progreso de un país. Estamos hablando de la pieza medular de este
proceso, como lo son los ejecutivos regionales.
Es relativamente reciente la
conquista del derecho ciudadano a elegir de manera universal, directa y secreta
a los gobernadores. En algo más de dos décadas este derecho conquistado se ha
robustecido gracias al ejercicio ciudadano constante del voto.
Hemos visto surgir en los últimos
años robustos liderazgos salidos de carreras políticas de sus propias
jurisdicciones, conformando un nuevo elenco político para el país, con diversos
atributos y virtudes; pero sobretodo legitimados por el ejercicio del mandato
popular y airosamente superadas las pruebas por defender la calidad de vida de
sus coterráneos.
De eso se trata el encuentro del 16
de diciembre: de seguir ejerciendo un derecho que incide directamente en
nuestro entorno, en nuestro progreso, en nuestro futuro. Es un asunto de
principios, pero también de pragmatismo.
Las nuevas generaciones de
gobernadores han ido afinando su perfil de servidores públicos, en la medida en
que el ejercicio de sus funciones se lo ha permitido; también ha ayudado a esa
característica la retroalimentación de los ciudadanos a la cabeza del Ejecutivo
regional.
Los esfuerzos de este liderazgo se
traducen, una vez en funciones de gobierno, en asuntos de vital importancia
para la población, como seguridad, educación y salud; pero lo hacen de manera
más eficaz gracias al hecho de manejar aparatos gubernamentales más eficaces y
menos pesados.
Por ello, pueden incidir
positivamente en valores inherentes a lo que conocemos como calidad de vida,
entre los cuales se encuentran el entorno de una comunidad, infraestructura,
parques, recreación, cultura, identidad y pertenencia. La calidad de vida se
resume en una palabra: bienestar. Y tiene mucho que ver con la percepción de
nuestra propia satisfacción que con medidores externos y objetivos de
observación; aunque sin duda lo tangible de un ambiente amable se traduce en
esa sensación subjetiva e intangible.
Y aunque la sensación es subjetiva
–diferente en cada sujeto-, hay más o menos concordancia en los valores y
estímulos que todos los seres humanos necesitamos para tener acceso a la
satisfacción de nuestras necesidades, entre las cuales las del colectivo del
cual formamos parte ocupan un sitial destacado.
Este voto del 16 de diciembre es
pues por nuestro bienestar. Como siempre, la manera de fortalecer las
instituciones es participando. Muy especialmente en un evento electoral que nos
permite escoger funcionarios más cercanos a nosotros.
Pero si bien es cierto que el
gobernador es responsable de muchos aspectos de nuestro bienestar, no es menor
verdad que hay una enorme responsabilidad que descansa en nosotros y es la de
elegirlo. En la medida en la cual nos comprometamos y nos involucremos con los
deberes y los derechos que nos corresponden, nuestra calidad de vida se
incrementará. Es inaceptable delegar en terceros una decisión de tanto peso
para nuestro bienestar individual y colectivo, para la calidad de vida de
nuestras comunidades y muy especialmente para nuestra autoestima ciudadana.
*Candidato a Alcalde de
Baruta por la Unidad
*Twitter: DavidUzcategui