DAVID UZCÁTEGUI | Concejal de Baruta
Lunes 05 de Septiembre de 2011
La información filtrada del traslado de las reservas internacionales del
país a suelo patrio ha originado un verdadero escándalo. Y no es para menos.
Estamos hablando del sustento de la economía venezolana, de lo que nos permite
comer, tener un techo, calidad de vida.
Y no es para nada descabellada la profunda desconfianza que genera este
movimiento. En principio porque se iba a hacer en secreto pero fue denunciada
por un diputado opositor -o cual demuestra que sí valió la pena votar en
las elecciones de la Asamblea Nacional.
Luego, porque el gobierno ya está confeso: todo movimiento que hacen es
para atornillar y blindar a la revolución.
Léase, para asegurarse de que una
parcialidad política se asegure en el poder. Y esto cuesta mucho pero mucho
dinero. Y el oro, y alo sabemos, es dinero.
Visto el empeño del gobierno en su secretismo, en volver herméticos los
asuntos que son públicos y de los cuales debemos conocer absolutamente todos
los venezolanos, pues cabe que adelantemos hipótesis al respecto.
Ciertamente es verdad que el gobierno venezolano es soberano de mover
las reservas en oro y ponerlas a buen resguardo
donde lo estime mejor. Pero estas decisiones deben tomarse con atención al
máximo bienestar de la nación, es decir, de cada uno de los venezolanos. No por
motivos partidistas ni que beneficien a un grupo de poder en detrimento de las
mayorías. Y lamentablemente, la revolución ya ha emprendido unas cuantas
acciones desatinadas en esta lamentable dirección.
Bastantes elementos hay en el ambiente como para pensar que las
intenciones de esta jugada no son las más elevadas. Primeramente, porque vienen
elecciones. Y con la popularidad presidencial en barrena, el recurso que le
queda al Ejecutivo es soltar dinero a las calles para propaganda, para seducir,
para dar la sensación de prosperidad. Han actuado irresponsablemente con los
ingresos petroleros; ¿por qué no lo harían con las reservas?
Han creado los más insólitos instrumentos legales que permitan al
mandatario saltarse los mecanismos que exigen rendir cuentas con los bienes de
la nación, cosa de que pueda disponer de ellos según su voluntad personal o en
el mejor de los casos, rindiendo supuestas cuentas a funcionarios que en
realidad le son incondicionales.
La posibilidad de trasladar parte de las reservas a países “amigos”
también ha dado mucho de qué hablar. Porque puede que tengan amistad con la
parcialidad que en estos momentos gobierna; pero son naciones de comprobada
inestabilidad política y económica, lejanos a las garantías que pueden brindar
los lugares donde tradicionalmente ha depositado sus reservas Venezuela, los mismo sitios donde lo hacen muchos otros
países.
Eso para no nombrar que se vuelve obvio que la finalidad de depositar en
esos sitios se vuelve netamente ideológica. Se ofrece una pésima señal a la
comunidad internacional, aunada a la compra de armamento y al grosero
endeudamiento que se adelanta. Se introduce a nuestra patria en niveles de alto
riesgo para las percepciones mundiales. Y eso sí se puede calificar de
traición.
No pueden los representantes gubernamentales alineados con el credo
rojo, molestarse cuando se les exigen cuentas. Tienen
que entregarlas, no hay otra vía. Si desean que la incertidumbre cese, pues que
informen. Y que lo hagan con base, con documentación. De lo contrario,
volveremos a pensar una vez más que les gusta jugar al caos y a la
incertidumbre para cosechar ganancias. Ganancias que, por cierto, nos producen
muchas reservas.
Presidente del Concejo Municipal de Baruta
@ DavidUzcategui
@ DavidUzcategui