sábado, 21 de marzo de 2020

“Coronavirus cara a cara”

| |
Como era de esperarse, el anunciado coronavirus COVID19 tocó a las puertas de nuestro país. Era inevitable. En tiempos globales, es lamentablemente muy difícil contener una amenaza inesperada como esta.

Lo que sí es tremendamente impactante, es el hecho de la velocidad con la que llegó a estas tierras, sin duda dado por lo que comentamos en el párrafo anterior. Las comunicaciones hoy son más veloces que nunca, para bien o para mal.

Y surge la pregunta inevitable: ¿estamos preparados?

La respuesta es sencilla: no, no lo estamos. Pero en justicia, tenemos que agregar: nadie en el mundo lo está. Y aún los países que suponíamos mejor preparados para una contingencia de este calibre, han reaccionado de manera retardada y con desconcierto.

El mundo vive hoy una etapa distópica de la historia. Una pandemia en tiempos de hiper-comunicación, en los cuales confiamos ciegamente en los avances científicos, que sin embargo no parecen tener la velocidad suficiente para contener el avance de este indeseado invasor.

Vamos a ponerlo en números: al momento de escribir estas líneas, la página web de Radio Televisión Española reporta más de 214 mil casos en 163 países. Agrega que los fallecimientos en el mundo se acercan a los 8 mil, la mayor parte en China e Italia, y la cifra de recuperados es de casi 82 mil cuando se cerró la nota.

Son, definitivamente, unos números como para encender las alarmas en todo el orbe. Es una información que no se puede asumir sino con la más absoluta seriedad.

En Venezuela, como en todas las latitudes que enfrenta en este mal, se han producido órdenes y contraórdenes, dudas, angustia y desesperación. Sin embargo, en nuestro país están definitivamente más marcados los extremos, por las causas que ya sabemos y que no es el momento de repetir.

Vamos a estar claros y a decirlo sin tapujos: nuestra nación presenta al día de hoy aristas que nos hacen especialmente vulnerables. Es quizá el momento más duro en el marco de un país fracturado y dividido, que no ha encontrado cauce ni salida para dirimir sus diferencias, las mismas que deben ser puestas hoy a un lado, por la emergencia que enfrentamos; y que nos obligan a la coordinación, sin renunciar a nuestras posiciones legítimas ante el contexto en el cual nos arropa esta calamidad pública.

Y todo esto no nos lleva más que a afirmar que hoy es el momento de la gente. De la ciudadanía. Aún el más eficiente de los gobiernos puede hacer muy poco si los ciudadanos no son los primeros comprometidos en vigilar cada una de las medidas que puedan tomar en su propia cotidianidad.

Quizá esto lo ilustre bien lo que ha dicho la Canciller Federal de Alemania, Angela Merkel, en su discurso a sus ciudadanos: “Esto es serio. Desde la unificación alemana, no, desde la Segunda Guerra Mundial, no hubo un desafío para nuestro país que dependiera tanto de nuestra solidaridad conjunta”. Está hablando la reconocida líder de una de las naciones más robustas y mejor preparadas del mundo, por cierto ha sido también una de las que mejor ha enfrentado esta contingencia inédita y sin manual de instrucciones alguno.

 No se trata de afirmar que tales o cuales medidas son buenas o malas porque viene de parte de uno o de otro. No es momento de ver las fuentes de las instrucciones para decir cuáles sirven o no. Aquí está mandando la lógica, el sentido común. Y lo primero es protegernos.

Hay que escuchar a los especialistas de la salud. Hay que seguir a través de los medios de comunicación disponibles a los voceros de las naciones que han ingresado antes que nosotros a este túnel sin salida visible. Al menos, ellos saben un poco más al respecto.

Estas semanas nos han llevado a conocer las convenciones aceptadas mayoritariamente en el mundo, y que no está demás repetir. La cuarentena, la distancia social, el frecuente lavado de manos por al menos 20 segundos, cuidarnos de tocar nuestra cara, extremar la higiene en nuestro entorno, tomar cuidado de los grupos de mayor riesgo, como adultos mayores, niños y personas de salud frágil, entre otras precauciones.

Debemos obedecer este manual además de respetar las medidas tomadas por las autoridades, no simplemente por un acatamiento, sino también porque sabemos que son lo mejor para todos.

Los consejos que llegan desde naciones como España o Italia son sencillamente que lo tomemos con toda la seriedad que sea posible, que ninguna precaución es poca.

Sí, sabemos que no hay a nuestro alcance los medios para cumplir con todas las recomendaciones que nos llegan a través de tantos medios. Pero tenemos que hacer todo lo posible por acercarnos a lo que más se les parezca. Nos toca a cada uno poner de nuestra parte, lo que esté en las manos hacer. Y es un buen momento para ejercitar la fe. En manos de Dios estamos.

David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui


 
Twitter Facebook Dribbble Tumblr Last FM Flickr Behance