viernes, 21 de septiembre de 2018

“Cuento chino”

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A propósito de la más reciente gira del mandatario venezolano a China, se han abierto una vez más una serie de discusiones sobre los alcances, propósitos y consecuencias de esa particular asociación comercial.

En principio, Nicolás Maduro ofreció desde el Palacio de Miraflores un balance de su visita, en la que se firmaron, según se dijo, 28 acuerdos en materia de cooperación y financiamiento.

Anunció que arribará próximamente a nuestro país el presidente ejecutivo de la Corporación Nacional de Petróleo de China, con el fin concretar un plan que elevará la producción petrolera a 1 millón de barriles destinados exclusivamente para exportar a la nación asiática. Se habla de inversiones de cinco mil millones de dólares cuyas condiciones se darán a conocer en los próximos días.

Paralelamente, se dijo que Venezuela habría firmado 28 acuerdos de cooperación con aquel país, los cuales impulsarían “la economía y desarrollo de ambos países en los próximos años en materia de petróleo, minería, seguridad, tecnología y salud”. Hasta aquí, todo luce muy bien. Suena a socios, a beneficiados de igual a igual, a igualdad de condiciones.

El servicio de radiodifusión internacional de Alemania Deutsche Welle, lo dice claramente: Caracas busca dinero, Pekín petróleo. Eso no tendría nada de malo, es una relación comercial, una transacción de mutuo interés. Hasta con un poco de “capitalismo salvaje”, quizá.

Sin embargo, el integrante de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, Ángel Alvarado, aseguró que si bien con el viaje de Maduro a Pekín "pareciera que no hay mucho endeudamiento" al parecer Venezuela solo "entregó una gran cantidad de recursos".

El parlamentario explicó a la agencia de noticias internacional Efe que, aunque el Gobierno "ha tratado de vender aquello como un gran préstamo" no han sido divulgados montos por lo que, asegura que "no se trajo nada en firme". Según Alvarado, China no hizo desembolsos porque "está exigiendo dos cosas: por un lado, mayor reforma económica y por otro, garantías legales de las operaciones”.

Por otra parte, el vocero del parlamento venezolano considera que  se fue a la nación asiática a decir que ya se había abordado la tarea de reformar la economía pero, “como bien sabemos, no se ha hecho”, y considera que básicamente China lo que dice es que “hacen falta más reformas de libertad económica y garantías a la propiedad privada", según concluyó el mismo Alvarado.

Paralelamente, no todos parecen estar muy tranquilos que digamos en China con esa "relación estratégica”.

Pero, ¿hay motivos para preocuparse cuando, al parecer, Venezuela ya cubrió la mayor parte del préstamo hecho por China y el negocio de intercambio de petróleo por préstamos está funcionando sin problemas?

Eso preguntó la radio alemana Deutsche Welle al analista Matt Ferchen, del Centro para la Política Global Carnegie-Tsinghua, con sede en Pekín.

El experto contestó que, si bien hay reportes, aunque no confirmados, de que Venezuela ha priorizado el servicio de pago de su deuda a China, no hay claridad sobre cuál es el monto de la deuda cubierta por Caracas. Pero lo que sí es evidente es que los términos de pago han sido revisados varias veces

Agrega que, para que el prestamista hubiera accedido a cambiar los términos del pago de deuda, se tuvieron que haber ofrecido importantes garantías al Gobierno de Xi Jin Pi.

En todo caso, de este nuevo cuento chino -el más reciente entre tantos- podemos extraer una serie de conclusiones. La primera, que no tenemos muy claro cuál fue el negocio y en cuáles condiciones. Y la segunda, que Venezuela necesita una vez más, o mejor dicho, sigue necesitando, ese famoso “dinero fresco” que tanto se nombra desde que los dioses de los altos precios petroleros dejaron de favorecernos.

Por supuesto, a todo el país le interesa esa información, especialmente a la Asamblea Nacional, que no puede ser un convidado de piedra en negociaciones de tal trascendencia, ya que comprometen un recurso del subsuelo venezolano, del cual hay que rendir cuentas a las generaciones actuales y futuras.

Para eso es la separación de poderes y el equilibrio entre los mismos. Y el hecho de que en la práctica se haya creado un enfrentamiento entre los mismos en nuestro país, no anula para nada su legitimidad.

La conclusión más lamentable es que necesitamos dinero. Y que no lo producimos. Que hay que salir a buscarlo prestado. La tan negada crisis, queda así desnuda ante los ojos de la opinión pública mundial. Y la vaguedad de lo que se ha conocido, confirma las peores sospechas en cuanto a que los términos no deben ser los mejores.

La independencia económica es algo a lo que aspiran todos los países. Pero si lo que hicimos fue cambiar de prestamista, no hemos avanzado mucho.

David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui

 
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