sábado, 2 de junio de 2018

“Venezuela, historia y presos políticos”

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A raíz de la liberación del estadounidense Joshua Holt, el mundo ha puesto los ojos en la situación de los presos políticos venezolanos. Y es que un término que hasta hace poco incomodaba a las autoridades, comienza a ser cada vez más aceptado, en la medida en que el señor Holt fue liberado tras una negociación entre los gobiernos de Estaos Unidos y Venezuela. Una negociación política, lo cual suena hasta redundante.

Y es que en los largos y complejos años de confrontación que hemos vivido los venezolanos, no hay otra manera de llamar a quienes se han colocado en la acera contraria al gobierno y han terminado perdiendo su libertad con especial saña, buscando acomodarlos de una manera o de otra en la normativa legal vigente para justificar sus respectivos encierros, pero al final siempre se ven las costuras de la retaliación por pensar diferente.

También en días recientes se produjo la liberación de veintidós privados de libertad en el estado Zulia, cuyas causales de detención eran entre otras, el haber protestado públicamente. La información parte de la internacionalmente reconocida organización Foro Penal Venezolano.

El reconocimiento de las razones políticas para mantener a estas personas tras las rejas es sin duda un gran avance que permite pensar en la posibilidad de una liberación, pues desde el más elemental sentido de justicia se ha terminado de entender que no existen razones netamente legales para mantenerlas encerradas.

El pasado lunes, durante la celebración del Consejo Federal, el presidente venezolano pidió a cuatro gobernadores de oposición comprometerse por escrito “a no intentar otro golpe de Estado” para, a cambio, proceder a liberar al mayor número de personas detenidas.

Adicionalmente, los invitó a convertirse en “los garantes del proceso” al firmar este consentimiento. “Yo estoy dispuesto y lo digo públicamente, ustedes gobernadores de oposición están dispuestos a ser fiadores de un proceso de pacificación que lleve a la liberación de muchos de los actores políticos vinculados a la violencia de los últimos años”, fue lo que dijo, citado por la prensa internacional. A buen entendedor, pocas palabras bastan.

Las idas y venidas de personalidades nacionales e internacionales, a veces a la luz pública y a veces tras bastidores, nos hacen pensar que van a suceder más cosas al respecto.

Se ha convertido pues, la libertad de estas personas en ficha de cambio en el marco de una transacción netamente política, lo cual es un reconocimiento de las razones por las cuales no están libres. Comenzar a sincerarnos tiene que ser sin duda el paso esencial para la solución de uno de los problemas que más pesa sobre la venezolanidad en el momento actual, el cual no es otro sino el que venimos mencionando.

Y para imaginarnos la ruta que podríamos trazar, deberíamos ver hacia atrás en nuestra historia.

Entre finales de la década de los sesenta del siglo pasado y comienzos de la siguiente, bajo el primer gobierno de Rafael Caldera, se produjo en Venezuela la llamada “pacificación”, que no fue más que la integración a la vida política de agrupaciones que habían elegido el camino de las armas para alcanzar el poder y derrocar a quienes intentaban construir la democracia por aquellos años.

Esos tiempos fueron extremadamente turbulentos en nuestro país. Tras finalizar el gobierno militar de Marcos Pérez Jiménez, hubo dos visiones de nación opuestas que chocaron y mientras una se ponía al frente del gobierno, la otra intentó desplazarlo desde la fuerza.

A los complejos períodos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, siguió la propuesta pacificadora de Caldera. En su presidencia, logró concluir el proceso de pacificación de los movimientos guerrilleros insurgentes de izquierda que se alzaron contra los gobiernos de Betancourt y Leoni a principios de los sesenta.

Tras este proceso, se reincorporaron a la vida política del país el Partido Comunista de Venezuela y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Ambos participaron en las elecciones presidenciales de 1973.
Dicho proceso incluyó en su camino, la liberación de todos los presos políticos de la época. De las medidas en ese sentido, fueron beneficiados muchos de los seguidores del oficialismo actual e incluso, varios de ellos han llegado a altos cargos gubernamentales en las últimas dos décadas. Sin duda, un ejemplo de cómo cerrar heridas para poder avanzar.

En todo caso, la ventana que se abre para una posible liberación de estos venezolanos ha ganado los titulares de la prensa en el mundo entero y la expectativa crece. La resolución de todo esto en buenas noticias para los afectados y sus familiares, sería un respiro en medio del rosario de adversidades que hoy padece Venezuela.

David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui

 
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