viernes, 26 de enero de 2018

“Presidenciales”

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Aunque todos los venezolanos sabemos que este año corresponde realizar elecciones presidenciales en nuestro país, hemos sido sorprendidos con la intempestiva noticia de una convocatoria a los mencionados comicios para el mes de abril.

Este anuncio ha profundizado mucho más la ya compleja discusión al respecto, dado que desde hace rato hay inconformidad en amplios sectores de las mayorías nacionales con la manera como vienen su cediendo los eventos electorales.

Sin embargo –y no podemos perder esto de vista-, las elecciones son tan urgentes como necesarias. La cosa está en el “cómo”. Y aquí por supuesto, si hay mucha tela que cortar.

Desde siempre nos hemos anotado, y quienes nos leen lo saben, en el grupo de quienes defienden los encuentros en comicios para dirimir diferencias. Y más aún en un país como el nuestro, donde al momento actual las diferencias de fondo son complejas, amplias y muy dolorosas. Y, por si fuera poco, crecen día a día.

El asunto está en cómo se convocan los mencionados eventos electorales. Los mismo que pueden sanar a una sociedad y que, manejados con desatino, pueden complicar aún más la situación de la misma.

Por ejemplo, el tema de la validación de los partidos ha traído una polémica enorme y para nada exenta de razón. Y la mencionamos porque es quizá el más claro ejemplo de cómo el evento electoral se recarga de vericuetos innecesarios, que no hacen sino complicar el panorama, que ya bastante gris es de por sí.

Demás está decir que Venezuela ha atraído la atención internacional como nunca antes y que desde las más diversas latitudes se envían mensajes en favor de nuestra democracia y haciendo un llamado a que los venezolanos podamos acudir a votar en las condiciones más favorables al ejercicio de nuestro derecho.

Por ejemplo, el Grupo de Lima, que se encontraba reunido en Santiago de Chile para analizar la crisis venezolana, advirtió que la convocatoria a la realización de los comicios en el actual cuatrimestre, imposibilita de que estas elecciones estén dotadas de las condiciones más idóneas.

El pronunciamiento en cuestión fue firmado por cancilleres y representantes de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía.

En el texto mencionado, se lee: “Exigimos que las elecciones presidenciales sean convocadas con una adecuada anticipación, con la participación de todos los actores políticos venezolanos y con todas las garantías que corresponda, incluida la participación de observadores internacionales independientes”. 

El texto resume en un solo párrafo, las inquietudes que muchos tenemos al respecto. Y la primera es, por supuesto, lo precipitado del hecho, que va obviamente en contra de las fuerzas alternativas democráticas y favorece a quienes se encuentran en el poder, por el solo hecho de que esta posición es en sí un incuestionable activo de fuerza.

Sin embargo, es urgente subrayar también que desde ya se debe generar una estrategia para enfrentar este evento, quizá el más esperado por quienes deseamos un cambio en el rumbo nacional.

Sin duda, las elecciones presidenciales son, entre todos los actos electorales que se realizan en nuestra tierra, las que más marcan el destino de nuestro gentilicio. Y es que, para bien o para mal, el sistema político venezolano ha puesto siempre un enorme peso en la figura del presidente. Esto no es nuevo, aunque se haya exacerbado en las dos últimas décadas.


Lamentablemente, esta convocatoria unilateral y sin aviso, torpedeó gravemente el diálogo que se estaba realizando en República Dominicana, que es otro de los tableros en el cual hay que buscar las urgentes soluciones que demanda una ciudadanía exhausta.

Las elecciones eran piedra angular de la agenda y el llamado de la ANC deja sorpresivamente por fuera a actores que no solamente hacen legítima vida política en el país desde hace muchos años, sino que además representan a gruesos sectores de la población, como bien lo hemos podido ver en encuentros electorales recientes.

Por lo tanto, la inconformidad con las condiciones de estos comicios no nos puede hacer perder de vista que por fin estamos en la antesala de lo que puede ser un cambio radical en la conducción de nuestro destino.

¿Cuál es la solución? Unidad. Esa siempre ha sido la respuesta en momentos de crisis tan complejos como los que actualmente atravesamos. Hay ejemplos en la historia del mundo entero, en todos los tiempos.

Toca hilar fino y hacer política con la mayor sensibilidad posible. Porque no podemos permitirnos dinamitar este evento, pero tampoco podemos aceptar que se concrete sin unas condiciones mínimas para todos los actores que legítimamente buscan su participación en el mismo.

David Uzcátegui
Twitter: @DavidUzcategui
Instagram: @DUzcategui
 
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