viernes, 3 de febrero de 2017

“Hábiles e inhábiles”

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David Uzcátegui
@DavidUzcátegui

La declaratoria del miércoles 1° de febrero como día no laborable, abre una vez más las brechas de la división nacional. El Ejecutivo central alega que el nuevo día de júbilo está dedicado a la memoria de Ezequiel Zamora, polémica figura histórica venezolana, de cuyo natalicio se cumplen doscientos años. 

El decreto número 2.705 del presidente Nicolás Maduro fue oficializado en la Gaceta Oficial número 6.284 con fecha del domingo 29 de enero y reza: “Se declara día de júbilo -no laborable- el 1° de febrero del 2017, a los fines de que los venezolanos y las venezolanas, a lo largo de todo el territorio nacional, puedan rendir dignos honores e incorporarse a las actividades de conmemoración y eventos alusivos al Bicentenario del nacimiento del General del Pueblo Soberano Ezequiel Zamora”.

En su alocución del domingo anterior, el jefe de Estado invitó a los venezolanos a acudir al paseo Los Próceres, en Fuerte Tiuna, para el “monumental desfile” que tiene como objetivo rendir honores al ahora llamado “general del pueblo soberano”, Ezequiel Zamora.

Entre las consideraciones que aparecen reflejadas en la Gaceta Oficial en referencia a la conmemoración del nacimiento de Zamora, se resalta la importancia del “pensamiento Zamorano como guía indudable para la construcción de una sociedad más justa”.

Más allá de la pertinencia o no de celebrar el natalicio de Zamora –repetimos, extremadamente polémico personaje de nuestra historia- se han alzado y no sin razón, alegando que, en la situación crítica que atraviesa actualmente nuestra nación, no estamos como para crear nuevos días feriados. Y están en lo cierto.

El imaginario de la autodenominada revolución, no para de escribir una épica paralela de la historia venezolana, utilizada para sus fines propagandísticos y para su parcialidad política, con un sesgo no solamente peligroso; sino, en forma adicional, que desfigura a conveniencia los sucesos, coloca la lupa en lo que les conviene y sin pudor alguno, borra del mapa todo lo que contradiga la subjetiva óptica roja.

Y en esta ocasión particular, se matan dos pájaros de un tiro: se crea una nueva festividad, se arrima la brasa para la sardina de un héroe creado por ellos y una vez más se inventa otro día no laborable en el creciente calendario de asuetos oficialistas que nadie sabe qué es lo que aportan al bienestar nacional.

Al parecer, se quiere reducir a los empleados públicos a una masa manipulable que asista bajo coacción a los diversos actos proselitistas que permanentemente generan los entes públicos, en los cuales la orden del día es predicar una ideología que no aporta nada al progreso de un país que cada vez siente más los rigores de una pésima administración, que cada vez produce menos y que cada vez más va perdiendo su capacidad de crecer, a manos de una conducción que ha perdido el foco por completo.

Más de una vez hemos acusado desde esta tribuna al gobierno de una suerte de bipolaridad. Por ejemplo, en el caso del medular tema petrolero, se proclama por un lado que se debe dejar el rentismo y diversificar la producción; mientras por otro, no solamente no se da ni un paso en este sentido, sino que se afianza el discurso de la defensa de los precios petroleros en medio de un discurso desesperado, el cual deja entrever que, en casi dos décadas de administración revolucionaria, no solamente no se ha hecho esfuerzo alguno por diversificar nuestros ingresos, sino muy por el contrario, nos hemos hecho más dependientes que nunca de la renta petrolera.

Y el comentario no es casual, ni mucho menos. Viene al caso, porque la creciente lista de asuetos no hace sino torpedear cualquier intento de productividad por parte de la iniciativa particular y levantar de sus puestos de trabajo a los empleados de la administración pública. En suma, estamos muy lejos, y cada vez más, de cualquier tipo de soberanía a la cual apele el liderazgo oficialista en sus discursos.

Alfonso Riera, primer vicepresidente del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), aseguró que en los últimos 17 meses se han perdido un millón de empleos”, durante una entrevista con Unión Radio. La misma fuente asegura que en una década han cerrado 500 mil empresas en el país. Existían 800 mil empresas en el año ‘98 y se estima que hoy no llegan a 230 mil. Según el organismo, más de 2.700 empresas al mes cierran sus puertas. 

No es pues, el objetivo de estas consideraciones estimar si Zamora debe o no ser objeto de una celebración o conmemoración. Eso es harina de otro costal y tocará a otros dicho juicio.

Sin embargo, sí nos sumamos a quienes creen que ahora es cuando debemos trabajar más que nunca, dado el momento adverso que atravesamos desde todo punto de vista.

 
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